Lugares donde se desarrolla la novela

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Cerro Lucero y Venta Panaderos

jueves, 7 de diciembre de 2023

"El heroe de Nador" es una historia alternativa didáctica, que en realidad sería una pelicula de la guerra del Rif en Marruecos del año 1921

 

   Disponible en Amazon, versión digital y papel

 Este libro sobre el Desastre de Annual y la resistencia de la fábrica de harinas y electricidad de Nador en julio de 1921 consta de tres partes: primero la necesaria introducción histórica documentada; en segundo lugar una obra literaria, más bien crónica, titulada "El héroe de Nador", de autor anónimo, de quien, hoy por hoy, no tenemos noticias de su autor, aunque debe tratarse de un amigo o compañero del héroe que conoce bien la historia porque la crónica empieza con: Mi amigo... La tercera parte consta de un Anexo con los datos fiables y reales aportados por los escritos y notas halladas en los archivos de José Ramón Fernández (cronista de la Acebuchal) que nació en la Acebuchal el 29 de abril de 1920 y falleció en Málaga el 9 de agosto de 2004. Autor de la Historia de El Acebuchal.

Este libro es en realidad el guión de una película si en España hubiera interés por el cine histórico bélico de nuestro pasado.

Autor: Ramón Fernández Palmeral. Narrador Anónimo.

Alicante. ramon.palmeral@gmail.com

jueves, 31 de agosto de 2023

Por qué me llamo Ramón. Hoy es 31 de agosto san Ramón Nonato

 

Hoy 31 de agosto, San Ramón Nonato y por qué me llamo Ramón.

 

La anécdota es la siguiente:

Cuando mi bisabuelo materno Miguel Fernández, padre de mi abuela Dolores Fernández Acosta, regentaba la Venta Panaderos (comprada por 20.000 reales), en el camino real de Cómpeta  a Granada, cerca del puerto de Frigiliana situado en la sierra, en las proximidades de Cerro Lucero (1.774 m), que comunicaba con Fornes y Jayena, paraban todos los viajeros, cazadores de monteses, arrieros, corsarios del pescado, resineros, caleros, carboneros... y todos aquellos que usaban este camino de bestias, porque era como una vereda, solo acta para bestias y ganado.

 


 

Bien, allá sobre 1915, mi abuela estando soltera y atendiendo a la venta en todas aquellas faenas que se necesitan tanto ella como mis tías Ana María y Consuelo, porque todos los brazos eran necesarios porque había mucho trabajo, y sobre todo en época de caza (caza mayor de cabras montesas) venían muchos señoritos de Granada y de Málaga a pasar varios días, y contrataban a ojeadores y a muchos mulos.

 


 Entonces un día mi abuela Dolores oyó que a uno de los cazadores le llamaban José Ramón, y para ella era la primera vez que lo escuchaba, y le gustó mucho y se dijo: al primer hijo varón que yo tenga le voy a poner este nombre de José Ramón. Sobre 1916 o 17, se tuvo que casar con su cuñado Antonio Fernández Lara, al haber quedado viudo de su hermana Ana, y tenía tres niños menores.  La costumbre era que las hermanas solteras se casaran con los viudos de la familia para que los niños no estuvieran al cuidado de extraños. En abril de 1920 nació mi padre en la aldea de El Acebuchal (Cómpeta), donde su marido (su cuñado) tenía un cortijo, corral para ganado caprino y cultivos de olivos y bancales,  al que pusieron de nombre José Ramón como estaba en la cabeza de mi abuela Dolores.  Era mi padre el segundo, porque la primera hija se llamaba Dolores. Así mi abuela se encontró  con cinco niños: tres sobrinos y dos hijos propios.  Después tuvo mi abuela otros más: Emilio, Manolo y Antonio, que actualmente vive de Frigiliana. Es decir, se juntó con ocho hijos y el marido, en plena sierra (sin luz eléctrica, el agua la traía en cántaro a la cabeza de la fuente de La Sirena, a unos 200 metros, junto al arroyo del Acebuchal).

 

 

      La aldea de El Acebuchal, fue abandona en 1948 y reconstruida de su escombros sobre año 90

 

Mi padre se casó con su prima hermana Carmen Fernández, que tuvieron cinco hijos. Yo soy el mayor y me pusieron Ramón, sin el José, nombre del que estoy muy orgulloso de poseerlo, porque me distingue de otras personas de mi entorno. Mi familia me conoce por el hijo de José Ramón, y no me importa, al contrario me siento muy bien. Un hijo mío se llama Rubén Ramón.

Y esta es la historia de mi nombre, hoy un 31 de agosto de 2023, en Alicante

 

 

Ms fotos antiguas.


                                    Jornada en caza en la Sierra de Frigiliana (Málaga)
                                   (Mi padre José Ramón en su aldea de El Acebuchal)

     Foto antigua  la El Acebuchal (Cómpeta) cuando quedó totalmente abandonada en caserones. El amor de los antiguos vecinos por su aldea y raíces la reconstruyeron sobre 1990, y tiene hasta restaurante, el del Zumbo y Virtudes).

                         En autor de esta narración de la plaza de El Acebuchal, ya reconstruida

ENLACE A MÁS FOTOS ANTIGUAS

domingo, 6 de agosto de 2023

Frigiliana: El pueblo de Málaga “que parece Mykonos o Santorini" y es de los más bonitos de España. Reseña histórica

 Frigiliana: El pueblo de Málaga “que parece Mykonos o Santorini" y es de los más bonitos de España. Reseña histórica


Vista de Frigiliana.

Vista de Frigiliana. / visitacostadelsol.com

"El pueblo de Málaga que parece Mykonos y es uno de los más bonitos de España", así presentan en el portal Tredencias, sin desvelar su nombre, a Frigiliana, uno de esos pueblos que no necesita presentación, con el que alucinan hasta en Estados Unidos, y que ahora comparan con el mediático y concurrido Mykonos, uno de los destinos más recurrentes de Grecia por sus playas pero sobre todo por su fiesta: "Un lugar de ensueño que te transporta directamente al verano de Mykonos o Santorini, pero sin salir de la península".

Las calles de Frigiliana recuerdan al blanco y azul de Mykonos, es cierto que para aquellos que han estado en el paraíso griego, es fácil comparar ciertas estampas con Frigiliana, aunque en el delicado y siempre atractivo pueblo malagueño, gana por goleada por los múltiples colores que ofrecen las macetas y flores que presiden cada una de las calles del municipio.

"Estamos ante un pueblo lleno de casitas blancas, puertas de colores y callejones empedrados, que se llena de vida en primavera con macetas llenas de flores en todos los rincones. ¿Nuestra recomendación? Piérdete por sus callejuelas y descubre sus miradores", dicen desde Trendencias sobre Frigiliana, a la que no dudan en considerar "una de las localidades más bonitas de España" y que reconocen como la "villa de las tres culturas, porque en el siglo XV vivían allí cristianos, judíos y musulmanes".

Frigiliana esconde mucho más que sus calles empinadas y sus impresionantes vistas panorámicas. Esta encantadora localidad ofrece una rica historia y patrimonio que vale la pena explorar. Por ejemplo, el Palacio de los Condes de Frigiliana, que data del siglo XVI y se encuentra en excelente estado de conservación, es una visita imperdible. También merece la pena explorar toda la zona del Torreón, un antiguo depósito de grano que cuenta con más de tres siglos de historia, así como la iglesia y la antigua fuente del pueblo, que reflejan la esencia histórica de la zona.

Si bien se encuentra algo alejado del núcleo urbano del pueblo, los restos del Castillo de Frigiliana son otro lugar destacado para visitar. Este castillo ofrece, posiblemente, una de las mejores vistas panorámicas de la zona, brindando una experiencia inolvidable para los amantes de la historia y la belleza natural. Frigiliana, con su patrimonio histórico y sus maravillosos paisajes, ofrece un viaje en el tiempo y una oportunidad única de sumergirse en la magia de la provincia de Málaga.

Una imagen de las calles de Frigiliana. Una imagen de las calles de Frigiliana.

(Una imagen de la calle Real y el Darra  de Frigiliana) Escudo de los condes.

Frigiliana ha cautivado a los visitantes en numerosas ocasiones gracias a su encanto y atractivo. Situado en lo más alto de la Axarquía, este pintoresco pueblo atrae a los viajeros con una oferta variada que justifica su interés como destino turístico. Ideal para una breve escapada, ofrece opciones excepcionales para disfrutar de una deliciosa gastronomía y un ambiente tranquilo que invita a relajarse.

Recientemente, National Geographic destacó a Frigiliana, junto con Marbella y Ronda, como uno de los municipios imprescindibles para visitar en Málaga. Este reconocimiento subraya la belleza única de este lugar, con sus calles empedradas y vistas panorámicas deslumbrantes, que se combinan para crear una experiencia inolvidable para aquellos que se aventuran a descubrir sus tesoros. Sin duda, Frigiliana es un destino que no se puede perder en una visita a la provincia de Málaga.

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Libro: Reseña histórica de la villa de Frigiliana, de Ramón Fernández Palmeral a todo color, 

Disponible en pasta blanda Amazon  11,86 €

Frigiliana es uno de los pueblos con más historia de la provincia de Málaga. Célebre y destacada es la batalla del Peñón de Frigiliana (El Fuerte) en 1569. Pero su historia se remonta a tiempos prehistóricos, fenicios, griego, romano, árabes y repobladores de cristianos viejos castellanos. Su barrio mudéjar y morisco es una joya de la arquitectura urbana que se conserva actualmente como hace 500 años. Su característica principal es el carácter abierto y hospitalario de los “aguanosos”, gentilicio por el que se conocer a sus habitantes, donde además hay más de 1.400 residentes comunitarios y europeos. Esta reseña histórica de la villa de Frigiliana es un reconocimiento al condado que lo fue desde 1630 y el reconocimiento de Villa desde 1640. Era necesario hacer un estudio global general que ha realizado con acierto el estudioso Ramón Fernández “Palmeral”.



miércoles, 8 de febrero de 2023

La aldea de El Acebuchal que se tragó la guerra y que volvió a la vida. Fotos antiguas y video

 

La aldea que se tragó la guerra y que volvió a la vida




  • Imagen antigua de El Acebuchal.

    En el choque entre la Guardia Civil y el maquis de la Sierra Almijara desapareció un pueblo. En 1948 todos los que vivían en El Acebuchal, una aldea a medio camino entre Frigiliana y Cómpeta (Málaga) fueron desalojados por orden de las autoridades. La Guardia Civil sospechaba que allí se alimentaba y se daba refugio a los guerrilleros, así que optó por echarlos a todos. Cincuenta años después, Antonio García y Virtudes Sánchez volvieron al lugar y sobre los restos volvieron a levantar el pueblo. Sus casas son hoy alojamientos turísticos en un enclave natural a apenas media hora de la costa.

    “La posguerra fue muy dura en la Acebuchal, por un lado llegaron los maquis y la Agrupación Roberto a la sierra, y por otro la Guardia Civil, que echaron a mis padres y a mis suegros en el verano de 1948”, escribe José Ramón Fernández, un antiguo vecino de la aldea, en 1993. La Agrupación Roberto es el nombre popular de la Novena Agrupación Guerrillera, entre 100 y 200 hombres dirigidos por Juan José Muñoz Lozano, Roberto, antiguo comandante de las fuerzas republicanas. Cuando ya todo estaba perdido, le hicieron la guerra al franquismo desde las montañas que rodean a este pueblo de La Axarquía. Hoy, Antonio García recuerda que “la sierra estaba llena de maquis”. Sentado en un poyete de la aldea que él mismo ha reconstruido, señala allí a lo alto: “Todavía se pueden ver los restos”.

    Cuando arreciaron los golpes de los maquis, la Guardia Civil vació el pueblo. Los rebeldes bajaban a pedir ayuda cuando caía la noche y el régimen no lo toleró. Dijeron a los vecinos que podrían cuidar sus bancales o sus bestias por las mañanas, e incluso comer en sus casas, pero deberían buscarse otro lugar para dormir. La mayoría no podía mantener dos viviendas y en 1949 el último vecino abandonó la aldea. Vencidas por la lluvia, por el descuido y por el propio desguace de los vecinos, las casas mudaron en esqueleto y sólo resistió una posada y una de las decenas de ventas que jalonaban el camino.

    Así agonizó durante décadas El Acebuchal, cruce de los caminos de arrieros de paso entre las provincias de Granada y Málaga que llevaban pescado, pasas o tomate al norte, y volvían con trigo o garbanzos a la costa. Encajado en un precioso valle de la sierra al que no es fácil acceder, en la falda del Cerro Verde, aquel lugar sólo tenía sentido como paso. Con las carreteras, acabó el trasiego por los caminos de la sierra y El Acebuchal pasó a la historia. Ya no era nada.

    El año en que El Acebuchal volvió a la vida

    Hasta que 50 años después, cuando ya sólo era recuerdo de unos pocos, El Acebuchal tuvo una segunda oportunidad. “Fue un impulso de mi madre”, dice Antonio García hijo, hoy cocinero en el bar de El Acebuchal. Virtudes había nacido en la casa que da entrada a la aldea. “Algún día me tengo que subir y restaurar el pueblo”, decía. Y así lo hizo. Nadie quería aquellos cascotes, así que compraron varias parcelas con lo que algún día fueron casas y dieron al lugar una segunda oportunidad. Dice su marido que traer la luz le costó 16 millones de pesetas. Preparó las canalizaciones para surtir la aldea con el agua de un pozo cercano y con sus manos, durante siete años, Antonio devolvió a las casas su aspecto original. “Donde estaba el pesebre, ahí está el pesebre”, resalta: “Una vez vino un arquitecto de Marbella, y preguntó qué arquitecto había hecho esto. Ninguno”.

    Cómpeta facilitó los permisos de restauración, pero el esfuerzo y el dinero lo pusieron ellos. Para las casas, pero también para las calles, el alumbrado, el empedrado… “Una pila de billetes, metimos aquí”, dice Antonio García padre. “Fue estar en el momento adecuado en el lugar adecuado”, completa su hijo. Fue en 1998. Luego, otros siguieron su ejemplo.

     

    Todavía hoy, Antonio sigue a pie de obra restaurando una nueva vivienda. Hay 32, y Antonio y Virtudes alquilan 14 de ellas a todo aquel que quiera pasar unos días en mitad de la naturaleza. La Sierra Almijara es la más meridional de las que componen el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, entre Málaga y Granada. Hay aquí una numerosa población de cabras montesas, desfiladeros, pueblos blancos de raíz nazarí, el Río Verde al norte, el Pico de la Maroma en medio y la Cueva de Nerja, al extremo sur.

    Aquí no hay señal de televisión (que sólo se ve por satélite), ni tampoco señal de teléfono, pero huele a delicioso pan casero en el restaurante de Antonio. Se sirven desayunos arrieros y almuerzos a base de carnes de caza. El local está atestado de fotografías que dan cuenta de lo que esto fue y en la terraza hay turistas en animada conversación. El Acebuchal volvió a la vida que le arrebató la posguerra.

     

    lunes, 30 de enero de 2023

    LOS PESCADORES DE LA COSTA DE TORROX. Pescado en el Mayarín

     

    LOS PESCADORES DE LA COSTA DE TORROX

    Cuando yo era niño, y me refiero a los años 1950 a 60, recuerdo que los pescadores de la costa de Torrox de Málaga llegaban hasta los altos del Mayarín en uno burro con dos capazos vendiendo el poco pescado que después de diez kilómetros les quedaban.  Mi madre y mi tía Dolores compraban lo que tenía: jureles y pulpos, más bien de tamaño mediano medianos. Como no había dinero de bolsillo, ni amarrado, le pagaban con pasas moscateles. O sea al cambio después de un recateo. Nadie se preocupaba si estos pescadores habían pasado horas subiendo cuestas, porque el Mayarí  anda por unos 500 metros sobre el nivel del mar, al fue del mítico cerro de El Fuerte, que tiene unos 900 metros de altitud.

    Y luego dicen que es pescado está caro, que es el título de un cuadro del pintor valenciano Sorolla.

    Para que los jureles estuvieran más sabrosos, los abrían y lo dejaban secar al sol sobre una bolinas secas de aulagas, y luego los asaban al fuego de cepas de vid, porque no había butano, ni electricidad, los pulpos también se secaban y se asabas, era un aperitivo excepcional, sobre con el hambre que teníamos, porque alimentábamos: un día migas de harina y otro día papas a la pobre con pimientos y tomates, que con buen aceita de oliva virgen, del nuestro, del molino o la almazara de Frigiliana estaban deliciosas. Así era como llegaba el pescado al Mayarín, después de horas en capazos sobre burros.  A veces, venía un hombre que lo llevaba a la espalda es una especie macuto.

     Y por las noches, casi siempre, un puchero de arroz con garbanzas con tocino rancio, y de poste siempre pasas. Las uvas iban muy bien con los maimones (pan frito con aceite de oliva y uvas) de desayuno.

    Y por qué os cuento esto, sencillamente porque esta noche he cenado 4 jureles cocidos con un chorreón de aceite de oliva, y de postre pasas de Almarcha.

    Antiguamente la comida no abundaba pero como teníamos una huerta en La Acebuchal, teníamos papas en abundancia, pimientos y tomates, pero de carne ni verla, los huevos en mahonesa para el gazpachuelo.  De dulces ni verlos pasar.

    ¡Que aproveche!

    Ramón Palmeral.