(Calle Real de Frigiliana, 2016)
(Calle Real de Frigiliana años 50)
Transformación
de una Sociedad Agrícola y Ganadera a un Destino Turístico: El Caso de
Frigiliana
En las
últimas cinco décadas, Frigiliana, un pequeño pueblo de la Axarquía malacitana
en la provincia de Málaga de unos 43 kilómetros cuadrados y unos tres mil
habitantes, ha experimentado una transformación radical que ilustra de manera
clara los efectos del cambio económico y social en las zonas rurales. Actualmente ha sido declarado por la Junta de Andalucía Municipio Turístico de menos de 5.000 habitantes. Lo que
antes era una sociedad agrícola y ganadera, donde los burros eran el principal
medio de transporte y la vida giraba en torno a la tierra cultivo de pasas y
aceite de oliva, hoy es un próspero destino turístico conocido por su belleza
pintoresca que conserva su caso antiguo morisco como un atractivo y su capacidad para atraer a visitantes de
todo el mundo. Sin embargo, esta transformación ha venido acompañada de un alto
costo: la pérdida de identidad cultural y el encarecimiento de la vivienda, lo
que ha tenido profundas implicaciones para sus habitantes.
De Burros a Parques Temáticos: La Evolución de
Frigiliana
Frigiliana,
al igual que muchos otros pueblos en la costa de Andalucía, se caracterizaba
hace cincuenta años por una economía centrada en la agricultura y la ganadería
caprina. Los campos de olivos, viñedos y almendros dominaban el paisaje, y la
vida transcurría con un ritmo marcado por las estaciones y las cosechas y el
calendario religioso. Las familias dependían de su trabajo en la tierra, y los
burros no solo eran un medio de transporte, sino un símbolo de la vida rural
tradicional.
Con el paso
del tiempo, y especialmente desde la década de 1970, la economía de Frigiliana
comenzó a cambiar. El auge del turismo en la Costa del Sol, impulsado por el
clima mediterráneo, las playas y el atractivo cultural de la región, trajo
consigo una afluencia de turistas y extranjeros, muchos de los cuales se
enamoraron del encanto de los pueblos blancos de la Axarquía, como Frigiliana,
Cómpeta, Nerja, Torrox etc... Este aumento del turismo transformó rápidamente
la economía local, desplazando la agricultura y la ganadería como principales
actividades económicas y convirtiéndose con constructores de apartamentos como
albañiles y fontaneros, adorando el becerro de oro del turismo como el nuevo
motor de desarrollo.
La llegada
del turismo trajo consigo mejoras en la infraestructura, restauración de
edificios históricos y una serie de inversiones que elevaron la calidad de vida
de los habitantes locales. El pueblo comenzó a ser conocido no solo por su
historia y arquitectura morisca, sino también como un parque temático vivo,
donde se celebran festivales de las tres
culturas: cristiana, morisca y judía, y se recrean tradiciones antiguas para el
disfrute de los visitantes como la batalla del Fuerte de Frigiliana de 1569.
Pero esto también tiene su coste, que es el elevado precio de la vivienda, y la
mono industria: turismo. Ya nos se cultivan los campos porque no es rentable.
Ha desaparecido el antiguo molino de aceite o almazara, no se cultiva la uva moscatel
ni las pasas, ni uvas para el vino duce del terreno. ¿Hasta cuándo?
El Efecto del Progreso: Encarecimiento de la Vivienda
y Cambio Demográfico
El atractivo
de Frigiliana (pagina web del ayuntamiento) no solo atrajo a turistas temporales, sino que también incentivó
la compra de propiedades por parte de extranjeros que buscaban una residencia
permanente o de vacaciones en un entorno idílico por clima y paisaje. Esta
demanda de viviendas, junto con la limitada oferta debido a las características
geográficas y la conservación del patrimonio histórico, ha provocado un fuerte
encarecimiento de los precios de la vivienda en el pueblo.
Este
fenómeno ha tenido varias consecuencias. Por un lado, muchos habitantes locales
vieron en la venta de sus propiedades una oportunidad económica, vendiendo sus
tierras y casas a precios elevados, lo que en muchos casos les permitió mejorar
su situación financiera del momento pero no la prosperidad del futuro de sus
hijos. Sin embargo, por otro lado, el encarecimiento de la vivienda ha
dificultado el acceso a la propiedad para los jóvenes y las familias locales,
obligándolos a mudarse a otras áreas más asequibles.
Además, el
cambio demográfico ha sido notable. Hoy en día, se estima que alrededor del
cincuenta por ciento de los habitantes de Frigiliana son extranjeros, en su
mayoría procedentes de países del norte de Europa. Esta presencia extranjera ha
cambiado la dinámica social y cultural del pueblo, introduciendo nuevas
costumbres y lenguas, y generando una mezcla cultural que, si bien enriquece en
algunos aspectos, también ha diluido las tradiciones y la identidad local. A
largo plazo acarrea problemas de seguridad, inmigrantes incontrolados y diversidad
potencialmente peligrosa por contaminación de costumbres y tradiciones.
La Pérdida de Identidad: ¿Progreso o Retroceso?
Si bien la
transformación de Frigiliana ha traído consigo mejoras evidentes en la calidad
de vida de muchos de sus habitantes (aunque siempre habrá ricos y pobres), como
mejores servicios, infraestructura y oportunidades económicas, también ha
generado una pérdida significativa de su identidad cultural y como he dicho contaminación
de costumbres. Las tradiciones, las costumbres y la vida comunitaria que
definieron a Frigiliana durante siglos han quedado en gran parte relegadas o
transformadas en espectáculos para los turistas. Pero sin duda alguna
los que hay que insistir es no olivar la historia, recrearla y
estudiarla con seminarios y congresos.
El nombre
del progreso ha sido utilizado para justificar este cambio en toda España, pero
plantea preguntas difíciles sobre lo que realmente se ha ganado y lo que se ha
perdido en el proceso y el futuro de cuando España ya no sea nuestra. La
identidad de Frigiliana, una vez profundamente enraizada en su vida rural y en
su herencia cultural, ha sido en gran parte sacrificada en favor de una
economía basada en el turismo y el mercado inmobiliario. ¿Y después qué?
Este
fenómeno no es exclusivo de Frigiliana, sino que refleja una tendencia más
amplia en muchas áreas rurales de España y otros países, donde el desarrollo
económico impulsado por el turismo como Portugal, Italia y Grecia… a menudo va
acompañado de la pérdida de autenticidad cultural y de cambios profundos en la
estructura social. Saturación de turistas que revierte en incomodidades y pérdida
de espacio y libertades de movimiento, molestias, inseguridad y subidas de impuestos
municipales.
Conclusión
El caso de
Frigiliana es un ejemplo elocuente de cómo el progreso y la modernización
pueden transformar profundamente a una comunidad. Mientras que la mejora en la
calidad de vida es innegable, el precio a pagar ha sido alto en términos de
identidad cultural y cohesión social y saturación del espacio público. La
historia de Frigiliana invita a reflexionar sobre la necesidad de encontrar un
equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la identidad
cultural, para que las futuras generaciones puedan disfrutar no solo de las oportunidades
económicas, sino también de un legado cultural auténtico y significativo.
Ramón Fernández Palmeral (Autor de Reseña histórica de la villa de Figiliana)
25 de agosto de 2024

Calle del Zacatín de Friligina en lo años 50