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domingo, 25 de agosto de 2024

La transformación de Frigiliana en los últimos cincuenta años

 

                                                     (Calle Real de Frigiliana, 2016)
                                            (Calle Real de Frigiliana años 50)


Transformación de una Sociedad Agrícola y Ganadera a un Destino Turístico: El Caso de Frigiliana

En las últimas cinco décadas, Frigiliana, un pequeño pueblo de la Axarquía malacitana en la provincia de Málaga de unos 43 kilómetros cuadrados y unos tres mil habitantes, ha experimentado una transformación radical que ilustra de manera clara los efectos del cambio económico y social en las zonas rurales. Actualmente ha sido declarado por la Junta de Andalucía Municipio Turístico de menos de 5.000 habitantes. Lo que antes era una sociedad agrícola y ganadera, donde los burros eran el principal medio de transporte y la vida giraba en torno a la tierra cultivo de pasas y aceite de oliva, hoy es un próspero destino turístico conocido por su belleza pintoresca que conserva su caso antiguo morisco como un atractivo  y su capacidad para atraer a visitantes de todo el mundo. Sin embargo, esta transformación ha venido acompañada de un alto costo: la pérdida de identidad cultural y el encarecimiento de la vivienda, lo que ha tenido profundas implicaciones para sus habitantes.

De Burros a Parques Temáticos: La Evolución de Frigiliana

Frigiliana, al igual que muchos otros pueblos en la costa de Andalucía, se caracterizaba hace cincuenta años por una economía centrada en la agricultura y la ganadería caprina. Los campos de olivos, viñedos y almendros dominaban el paisaje, y la vida transcurría con un ritmo marcado por las estaciones y las cosechas y el calendario religioso. Las familias dependían de su trabajo en la tierra, y los burros no solo eran un medio de transporte, sino un símbolo de la vida rural tradicional.

Con el paso del tiempo, y especialmente desde la década de 1970, la economía de Frigiliana comenzó a cambiar. El auge del turismo en la Costa del Sol, impulsado por el clima mediterráneo, las playas y el atractivo cultural de la región, trajo consigo una afluencia de turistas y extranjeros, muchos de los cuales se enamoraron del encanto de los pueblos blancos de la Axarquía, como Frigiliana, Cómpeta, Nerja, Torrox etc... Este aumento del turismo transformó rápidamente la economía local, desplazando la agricultura y la ganadería como principales actividades económicas y convirtiéndose con constructores de apartamentos como albañiles y fontaneros, adorando el becerro de oro del turismo como el nuevo motor de desarrollo.

La llegada del turismo trajo consigo mejoras en la infraestructura, restauración de edificios históricos y una serie de inversiones que elevaron la calidad de vida de los habitantes locales. El pueblo comenzó a ser conocido no solo por su historia y arquitectura morisca, sino también como un parque temático vivo, donde se celebran festivales  de las tres culturas: cristiana, morisca y judía, y se recrean tradiciones antiguas para el disfrute de los visitantes como la batalla del Fuerte de Frigiliana de 1569. Pero esto también tiene su coste, que es el elevado precio de la vivienda, y la mono industria: turismo. Ya nos se cultivan los campos porque no es rentable. Ha desaparecido el antiguo molino de aceite o almazara, no se cultiva la uva moscatel ni las pasas, ni uvas para el vino duce del terreno. ¿Hasta cuándo?

El Efecto del Progreso: Encarecimiento de la Vivienda y Cambio Demográfico

El atractivo de Frigiliana (pagina web del ayuntamiento) no solo atrajo a turistas temporales, sino que también incentivó la compra de propiedades por parte de extranjeros que buscaban una residencia permanente o de vacaciones en un entorno idílico por clima y paisaje. Esta demanda de viviendas, junto con la limitada oferta debido a las características geográficas y la conservación del patrimonio histórico, ha provocado un fuerte encarecimiento de los precios de la vivienda en el pueblo.

Este fenómeno ha tenido varias consecuencias. Por un lado, muchos habitantes locales vieron en la venta de sus propiedades una oportunidad económica, vendiendo sus tierras y casas a precios elevados, lo que en muchos casos les permitió mejorar su situación financiera del momento pero no la prosperidad del futuro de sus hijos. Sin embargo, por otro lado, el encarecimiento de la vivienda ha dificultado el acceso a la propiedad para los jóvenes y las familias locales, obligándolos a mudarse a otras áreas más asequibles.

Además, el cambio demográfico ha sido notable. Hoy en día, se estima que alrededor del cincuenta por ciento de los habitantes de Frigiliana son extranjeros, en su mayoría procedentes de países del norte de Europa. Esta presencia extranjera ha cambiado la dinámica social y cultural del pueblo, introduciendo nuevas costumbres y lenguas, y generando una mezcla cultural que, si bien enriquece en algunos aspectos, también ha diluido las tradiciones y la identidad local. A largo plazo acarrea problemas de seguridad, inmigrantes incontrolados y diversidad potencialmente peligrosa por contaminación de costumbres y tradiciones.

La Pérdida de Identidad: ¿Progreso o Retroceso?

Si bien la transformación de Frigiliana ha traído consigo mejoras evidentes en la calidad de vida de muchos de sus habitantes (aunque siempre habrá ricos y pobres), como mejores servicios, infraestructura y oportunidades económicas, también ha generado una pérdida significativa de su identidad cultural y como he dicho contaminación de costumbres. Las tradiciones, las costumbres y la vida comunitaria que definieron a Frigiliana durante siglos han quedado en gran parte relegadas o transformadas en espectáculos para los turistas. Pero sin duda  alguna  los que hay que insistir es no olivar la historia, recrearla y estudiarla con seminarios y congresos.

El nombre del progreso ha sido utilizado para justificar este cambio en toda España, pero plantea preguntas difíciles sobre lo que realmente se ha ganado y lo que se ha perdido en el proceso y el futuro de cuando España ya no sea nuestra. La identidad de Frigiliana, una vez profundamente enraizada en su vida rural y en su herencia cultural, ha sido en gran parte sacrificada en favor de una economía basada en el turismo y el mercado inmobiliario. ¿Y después qué?

Este fenómeno no es exclusivo de Frigiliana, sino que refleja una tendencia más amplia en muchas áreas rurales de España y otros países, donde el desarrollo económico impulsado por el turismo como Portugal, Italia y Grecia… a menudo va acompañado de la pérdida de autenticidad cultural y de cambios profundos en la estructura social. Saturación de turistas que revierte en incomodidades y pérdida de espacio y libertades de movimiento, molestias, inseguridad y subidas de impuestos municipales.

Conclusión

El caso de Frigiliana es un ejemplo elocuente de cómo el progreso y la modernización pueden transformar profundamente a una comunidad. Mientras que la mejora en la calidad de vida es innegable, el precio a pagar ha sido alto en términos de identidad cultural y cohesión social y saturación del espacio público. La historia de Frigiliana invita a reflexionar sobre la necesidad de encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la identidad cultural, para que las futuras generaciones puedan disfrutar no solo de las oportunidades económicas, sino también de un legado cultural auténtico y significativo.

Ramón Fernández Palmeral  (Autor de Reseña histórica de la villa de Figiliana)

25 de agosto de 2024

 

                   Calle del Zacatín de Friligina en lo años 50

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