Hoy 31 de agosto, San Ramón Nonato y por qué me llamo Ramón.
La anécdota es la siguiente:
Cuando mi bisabuelo materno Miguel Fernández, padre de mi abuela Dolores Fernández Acosta, regentaba la Venta Panaderos (comprada por 20.000 reales), en el camino real de Cómpeta a Granada, cerca del puerto de Frigiliana situado en la sierra, en las proximidades de Cerro Lucero (1.774 m), que comunicaba con Fornes y Jayena, paraban todos los viajeros, cazadores de monteses, arrieros, corsarios del pescado, resineros, caleros, carboneros... y todos aquellos que usaban este camino de bestias, porque era como una vereda, solo acta para bestias y ganado.
Bien, allá sobre 1915, mi abuela estando soltera y atendiendo a la venta en todas aquellas faenas que se necesitan tanto ella como mis tías Ana María y Consuelo, porque todos los brazos eran necesarios porque había mucho trabajo, y sobre todo en época de caza (caza mayor de cabras montesas) venían muchos señoritos de Granada y de Málaga a pasar varios días, y contrataban a ojeadores y a muchos mulos.
Entonces un día mi abuela Dolores oyó que a uno de los
cazadores le llamaban José Ramón, y para ella era la primera vez que lo
escuchaba, y le gustó mucho y se dijo: al primer hijo varón que yo tenga le voy a
poner este nombre de José Ramón. Sobre 1916 o 17, se tuvo que casar con su
cuñado Antonio Fernández Lara, al haber quedado viudo de su hermana Ana, y tenía tres niños menores. La costumbre era que las hermanas solteras se
casaran con los viudos de la familia para que los niños no estuvieran al cuidado de
extraños. En abril de 1920 nació mi padre en la aldea de El Acebuchal (Cómpeta), donde su
marido (su cuñado) tenía un cortijo, corral para ganado caprino y cultivos de olivos y bancales, al que pusieron de nombre José Ramón como estaba en la
cabeza de mi abuela Dolores. Era mi padre
el segundo, porque la primera hija se llamaba Dolores. Así mi abuela se encontró
con cinco niños: tres sobrinos y dos hijos propios. Después tuvo mi abuela otros más: Emilio,
Manolo y Antonio, que actualmente vive de Frigiliana. Es decir, se juntó con ocho hijos y el marido, en plena sierra (sin luz eléctrica, el agua la traía en cántaro a la cabeza de la fuente de La Sirena, a unos 200 metros, junto al arroyo del Acebuchal).
La aldea de El Acebuchal, fue abandona en 1948 y reconstruida de su escombros sobre año 90
Mi padre se casó con su prima hermana Carmen Fernández, que
tuvieron cinco hijos. Yo soy el mayor y me pusieron Ramón, sin el José, nombre del
que estoy muy orgulloso de poseerlo, porque me distingue de otras personas de
mi entorno. Mi familia me conoce por el hijo de José Ramón, y no me importa, al
contrario me siento muy bien. Un hijo mío se llama Rubén Ramón.
Y esta es la historia de mi nombre, hoy un 31 de agosto de 2023, en Alicante
Ms fotos antiguas.
Jornada en caza en la Sierra de Frigiliana (Málaga)
(Mi padre José Ramón en su aldea de El Acebuchal)
Foto antigua la El Acebuchal (Cómpeta) cuando quedó totalmente abandonada en caserones. El amor de los antiguos vecinos por su aldea y raíces la reconstruyeron sobre 1990, y tiene hasta restaurante, el del Zumbo y Virtudes).
En autor de esta narración de la plaza de El Acebuchal, ya reconstruida
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