El escritor Ramón Fernández Palmeral con un ejemplar de la obra) |
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EL CAZADOR DEL ARCO IRIS (Narrativa)
Autor Ramón
Fernández Palmeral
Alicante (España)
Editado por Amazon
Pedidos a : VENTA
SINOPSIS: “El cazador del arco iris”
Los habitantes de esta humilde aldea de
Acebumeya eran conocedores de un gran secreto.
Un guardia civil despierta de la muerte y recuerda a través de varios
narradores su vida. Había nacido en 1920 y falleció en 2004, a los 84
años. Utilizando el recurso de lleyenda del arco iris, cuyo poder es el
secreto de la novela. El guardia civil José Ramón Fernández ha regresado y
despertado del más allá, y con ayuda de 4 ó 5 narradores, el destinatario
de la narración (el narratario) es su hijo Ramoberto que recibe el mensaje de
esta obra narrativa, más que biografía o novela de ficción, y es quien escribe
lo que le cuentan los diversos narradores.
Se inicia la narración cuando el guardia civil despierta en su aldea de
nacimiento en Acebumeya (Málaga) en 2015, aldea de ficción que al modo de
Yoknapatawapha de Faulkner o la Región de Juan Benet, se utiliza como lugar mítico
narrativo, para evitar implicar a los vecinos reales de su verdadera aldea. La
aldea de Acebumeya fue desalojada por la Guardia Civil en tiempo de maquis en
1948, luego regresaron algunos vecinos hasta 1965 en que la abandonaron hasta
que quedó hecha escombros, y en 2003 vuelta a reconstruir hasta nuestros días,
dedicada al turismo rural.
Con apoyos del realismo mágico, la prosa-poética del narrador, investigaciones
narrativas novedosas, más las leyendas del lugar, las supersticiones y el mundo
de los espíritus que habitan allí se consigue un interés y un suspense, que
hace que el lector se interese constantemente por lo que va a suceder en los 90
apartados en que se divide la obra narrativa de 414 páginas.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se
consigue una distraída saga por donde aparecen extraños personajes con
anécdotas sorprendentes, propias de gentes ingenuas y en, cierto modo,
ignorantes. Unos tiempos sin luz, eléctrica, teléfonos y otras comodidades que
chocan brutalmente con la mentalidad del lector actual. Los Fernández es que es
mezcla de reprobadores castellanos y moriscos andaluces. Su antepasados vivieron en una cabaña en la Sierra de Almijara.
El tiempo de la obra narrativa transcurre en una semana en un cortijo aislado
del Mayarín (Axarquía malacitana) en junio de 1995, y los tiempos históricos se
remontan al siglo XVI, con la batalla del Peñón de Frigiliana de 1569, pasando
por la Guerra del Norte de África con el héroe de Nador y su desaparición en
1923, la II República, la guerra civil donde el narrador estuvo como soldado
con los nacionales, porque era de la Quinta del Biberón, la represión
franquista, los maquis de Ciudad Real y Sierra de Almijara en Frigiliana, la
dictadura de Franco, la Transición, la democracia, la terrorismo de etarra, el
23 F y otros asuntos de relevancia histórica.
El final se cierra con una revelación sorprendente y la marcha del espíritu,
fantasma o como se le quiera llamar del guardia civil, que regresa otra vez al
más allá por donde se había colado, por un sector del arco del tiempo y del
espacio.
COMENTARIO EN LA CONTRAPORTADA
El
cazador del arco iris es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto
realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de
Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo
mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos
de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones
filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios
de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades
actuales.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.
Ramón Fernández es un gran seguidor de las
obras de Marcel Proust, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar,
José Luis Borjes, Mario Vargas Llosa, y del realismo mágico hispanoamericano.
Así como de Juan Benet. Aldecoa, Camilo José Cela. Ana María Matute, Miguel Delibes, Julio
Llamazares... De todos estos autores hay referencias en la obra que anunciamos.
PRÓLOGO
para EL CAZADOR DEL ARCO IRIS
No hace
falta rescatar del olvido, ni hacer revivir de los rescoldos y de las cenizas
de la selva amazónica a Macondo, la aldea perdida de Gabriel García Márquez.
Mucho más cerca,
donde habita el arco iris, se encuentra la aldea de Acebumeya que aparece como
por arte de magia y con todo lujo de detalles en el fondo de un profundo valle,
al lado de un arroyo, en el cruce de caminos hacia la ruta de la miel, al sur
cardinal de Málaga, Reconstruida piedra a piedra con los latidos del corazón y
los retazos de la memoria de Ramón Fernández Palmeral.
Generaciones
enteras de gentes trabajadoras y honradas, hombres y mujeres que vivieron en
este lugar, irán apareciendo ante nuestros ojos, tomando forma individual, con
sus rostros curtidos, con sus pasiones y sueños, con sus penas y alegrías, con
sus increíbles historias y destinos de la pluma de Ramón Fernández Palmeral.
Al igual
que el coronel Aureliano Buendía recordó frente al pelotón de fusilamiento toda
su vida y la historia de sus antepasados, como iluminado por un relámpago
vertiginoso de una luz azulada y fantasmagórica que hizo aparecer ante él a su
querida aldea de Macondo, y su memoria quedó arrasada por una
desbandada de metáforas turbulentas, que arrastraron su alma hasta llevarlo a
un abismo insondable de amores imperecederos, y de emociones incontrolables ,
que le sumergieron en la noche de los tiempos más aciagos y remotos .
Un siglo después
el militar guardia civl José Ramón Fernández aparece como por hechizo, como la
proyección de un sueño fantástico, que servirá para hacer revivir a su aldea de
Acebumeya, para que de nuevo, ese glorioso tiempo en que sus antepasados
habitaron en ese mágico lugar vuelva a ser recordado por todos.
Fue en esa época
en que la aldea tuvo más de cien vecinos, una escuela, una alberca, un
manantial y muchos bancales, cuando vivió allí la familia de los Simontes, toda
una honorable saga de gente buena, una generación en que los padres inculcaban
a los hijos, el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de
Dios y el amor a la Naturaleza.
Uno tiempo en que
los hombres tenían honor y palabra, en los que tenía más validez un apretón de
manos para cerrar un trato, que la firma de un notario y en el que la honra y
la fama de las personas era más importante que la todas las riquezas juntas.
En esta fascinante
historia creada por Ramón Fernández, aparecen
personajes inolvidables que no nos dejarán indiferentes, anécdotas
entrañables, reflexiones sobre la vida. En definitiva un magistral retrato de
una saga familiar, reconstruido con toda la fuerza vital de una prosa pujante y
de una desbordante creatividad, que hacen del autor uno de los más interesantes
y amenos narradores de la actualidad.
Pilar Galán García
Presentación de
“El cazador del arco iris”
Autor: Ramón
Fernández Palmeral
Buenas
tardes, gracias a todos por venir, gracias Carlos por tus palabras y a Pilar
Galán por tu magnífica disección de mi libro, no es que seas una buena amiga
mía sino que el que sabe, sabe.
Yo no he venido hoy a venderos libros, porque no soy
vendedor de libros, he venido a contaros una historia. Lo que pasa hoy día es
que los escritores nos hemos convertido en: autores, correctores, editores,
promotores y distribuidores. Labor harto complicada y compleja. Carlos
lo sabe muy bien.
Cuando a uno le invitan a la presentación de un libro, yo me digo y porque me tengo
que leer yo la novela de otro, un libro de poesía, ensayos etc… Acaso me
interesan. Yo cada mes recibo dos o tres incitaciones para asistir a las
presentaciones de libros. Y me dijo yo no
puedo comprar todos los libros que me ofrecen, por eso soy muy selectivo,
asisto, pero compro lo que me interesa, pues lo mismo os digo no os sintáis obligados a compra mi novela,
porque, repito, no soy vendedor de libros.
Lo que sucede con esto de los libros, es
que hay que PRESENTARLOS por mucho
que lo anuncies en las redes sociales, los libros, no interesan, salvo que te
lo hayan recomendado, pasa como con el famoso “50 sombras de Grey”, porque es erótico (en el límite de los
pornográfico) lo que ha funcionado es el boca a boca o boca a oreja. Lo que
los escritores como los pintores hemos de sacar nuestra mercancía a la calle,
montar el puesto para que vean nuestra mercancía. Lo mismo hacen los
diseñadores cuando hace los desfiles de roa en las pasarelas.
Hoy estoy aquí como escritor y no como pintor, esto de tener doble nacionalidad en las artes, despista a muchas personas, que
pueden pensar que no se pueden ser dos cosas a la vez, pero como ya escribiera
un hermano mío sobre mí, dijo que yo era un hombre del renacimiento, de los que los mismo eran arquitectos, pintores,
escultores, filósofos o escritores. Pero todo esto se soluciona con una palabra
nueva “escri-pintor”, que Juan
Antonio Poblador inventó para aplicar a Carlos Bermejo que como yo somos a la
vez escritores y pintores. Actividades
múltiples que no debe de asombrarnos porque no somos los únicos ni los primeros, por hay muchos que escriben,
pintan o son poetas. Cuando hago una
exposición la gente me pregunta ¿Pero yo creía que tú no eres escritor y
poeta? Y cuando presento un libro me dicen ¿Pero yo te hacía más como pintor?
Para
diferenciar mis actividades artísticas yo uso dos nombres en mis blog y en
mis actividades, el Ramón Fernández Palmeral como escritor y poesía, y Ramón
Palmeral como pintor. El “Palmeral” es mi seudónimo que me pusieron hace año
unos poetas, cuando yo dirigía una revista que se llama precisamente PALMERAL,
en el año 2003.
Yo quiero contaros una historia particular y singular de una familia humilde como
tantas otras de la España rural y
atrasada de los años 20, que pasaron y sufrieron la guerra de África, por la
República, sufrieron la guerra civil, la dura posguerra, el franquismo, los
maquis. Lo mismo pasó en otras regiones de España. Por eso me voy a valer de
unas diapositivas para que veáis los
escenarios donde transcurre esta historia.
Lo
importante en las historias, no son las historias en sí, sino cómo se cuentan, el punto de vista a través del arte de
escribir, usando todas los recursos,
estrategias y demás tretas que tiene el difícil y complejo arte del relatar
y del novelar para embaucar al lector, pero cuidado el lector no es tonto, y lo
que no podemos es encontrarnos con un lector incrédulo de lo que le contamos.
Sin embargo, en esta obra narrativa “El cazador del arco iris”, no existe
problema de verosimilitud porque es una obra narrativa autobiográfica: la de mi
padre que dejó escrita en unos folios y que yo he novelado. Pero en lo sucesivo
me referiré a mi padre como el narrador de la novela, que es quien cuenta lo
que pasa en primera persona, el narrador es el cazador el arco iris, el cazador
de sueño, el cazador de lo imposible.
Para ello me he valido del artificio
literario de resucitarlo y de darle voz propia. Porque el narrador es un espíritu que ha despertado después estar nueve años
muerto, aparece en la aldea de su nacimiento y nos va contando lo que recuerda
y, a veces hasta lo que sueña. Pero también aparecen otros narradores que
complementan la información.
En
unos cursos que yo recibí de escritura
creativa nos dijeron que salvo que sea una biografía, el novelista y el
narrador no deberían ser la misma persona. Por eso he creado a Ramoberto que en
la novela es el hijo del narrador, o sea, el
narratorio, el que recibe la información o el mensaje de lo que cuenta el narrador. Por eso yo
Ramón Fernández Palmeral, me distancio de ellos. Vosotros soy conocedores de
esta traquiñuela literaria, pero imaginaros que la novela la lee uno de Madrid
o de la Argentina, no me podrá relacionar a mí con Ramoberto, porque se
perdería parte de la intriga. Porque no lo sale, lo sabéis vosotros nada más.
Entrando
ya en materia, directamente al tema que nos ocupa hoy, que es la presenta
de mi libro “EL CAZADOR DEL ARCOS IRIS”, os diré que ha sido para mí un gran placer el escribirlo, y a la vez me ha
supuesto un gran esfuerzo tanto físico como espiritualmente, me costó más de
DOS años escribirlo, donde he intentado usar todos los recursos narrativos posibles, para novelar la vida de mis
padres en un mundo rural y es un El narrador no retrotrae a un tiempo pasado de
la España de los años 20, durante la II República, Guerra Civil y dura
posguerra. Desde la perspectiva actual (en la sociedad actual) uno entra, al
leer este libro, en una especie de inframundo,
humilde y aislado, que fue cierto, pero que nos lleva al pasado. Los que la
han leído dice que es una obra que deja huella y recuerdos, que no te deja
indiferfente.
Esta novela narrativa es además un libro de historia, de gastronomía, de
autoayuda, porque es un ejemplo de superación en años de muchas
dificultades. Dos personas que salieron de una humilde clase social de pastor y
agricultores para formar una familia y darles estudios. Y es la saga de mi
familia los Simontes que sobrevivían
en un lugar donde todas la carencias eran posibles, puesto que no había electricidad, teléfonos, ni
carreteras, agua corriente en las casas, ni aseos, ni médicos, ni curas ni
autoridades, un lugar abandonado de la mano de Dios, pero, sin embargo,
gracias a las costumbres y al respeto de la propiedad ajena, y vivir
cristianamente y también sometidos a supersticiones, sobrevivieron dependiendo
de sí mismos. Asediados por circunstancias ajenas como los maquis que actuaban
como forajidos, la Republica, la guerra civil, la dictadura de la posguerra,
hasta llegar a los tiempos actuales de prosperidad, democracia y paz.
En mi
libro “El cazador del arco iris” las historias
son reales aunque noveladas. He usado el artificio de resucitar
literariamente al narrador, para darle voz en primera persona y que sea él
quien nos cuente su vida. Además hay otros narradores, como es mi madre, un tío
mío, y varios personajes que cuentan cosas que mi padre no sabía. El narratorio,
se llamaba a la persona que va dirigida el mensaje, la que recibe el mensaje
que cuenta el narrador, que es su hijo Ramoberto, una mezcla o contracción de
Ramón y Alberto. En este caso el escritor, yo, hago el papel de médium, un intermediario en comunicación
con los espíritus.
Para contar la historias he usado un
artificio literario, poco común, la de resucitar
“literariamente” al narrador como un espíritu-narrador
regresado, no reencarnado, el 21 de mayo de 2013, cuenta en 90 apartados sus
recuerdos con el estilo de una autobiografía. Es decir, mi padre nació en 1920
y falleció en 2004, que ha sido tanto el amor que tuve por él, que
literariamente lo he dado voz, lo he traído al mundo literario para que no se
olvide su nombre. Por ello, yo le he dado a él, el protagonismo de la
narración, en lugar de usar la tercera persona, que es siempre más distante. La primera persona es más cercana e íntima comunicarse con el lector el mensaje. Es decir, que le hago despertar
“literariamente hablando” para que nos dé testimonio de una época de España,
cierta y real, porque es su biografía y la de mi familia los Simontes. Y al final guardo una
sorpresa, que, evidentemente, no puedo revelar.
La
primera parte de la obra transcurre en una aldea tercermundista de la
España rural, en Acebumeya que es el nombre literario de la Acebuchal, una
aldea que existe en Málaga, perteneciente al municipio de Cómpeta, donde
nacieron mis padre Y cuando se describen los lugares ocurre que el lector
también ve y vive estos lugares, son los grandes logros de la descripción o el
cine que tú metes al lector o al espectador a convivir en esos lugares.
Mi padre fue en su niñez y juventud un agricultor y pastor en la Axarquía de
Málaga, tenía 18 años cuando se lo llevaron a la guerra civil. ¿Tenéis hijos o nietos de 18 años? Pues imaginarios, si hoy día hay una guerra y
se lo llevan, a una muerte anunciada. Fue a la guerra por el bando nacional,
porque Franco entró en Málaga en febrero
de 1937, y toda la administración quedó bajo el poder franquista, y si no
ibas filas, ya sabías lo que te podía pasar. Además, mi padre tenía a su
hermano mayor en la guerra, cuatro hermanos, eran menores. Hizo 6 años de
servicio militar hasta que se acabó la II Guerra Mundial, y se fue a la guardia
civil estuvo desde año 1945 hasta 1970, y después en destinos civiles.
Mis
padres eran primos hermanos, y somos de la familia de los Simontes. Una familia donde hubo muchos
casamientos entre ellos, como en las familias reales. Y hay tal lío de parentesco familiar que no lo
sabe nadie, salvo mi padre que lo dejó escrito. Mis padres son un ejemplo de superación personal, puesto que en años
muy difíciles de la historia de España llegaron a formar una familia de 5
hijos, darles estudios y hacerse de la propiedad de dos pisos, con un pequeño
sueldo de Guardia Civil sin graduación. Ejemplo de trabajo, honradez, y de
costumbres y enseñanzas cristianas. De personas humildes pueden salir grandes
historias como por ejemplo El lazarillo
de Tormes o el Buscón, y picaros.
Pertenecían a la familia de los Simontes, una familia de trabajadores
descamisados de agricultores que con
honra supieron sacarle fruto a la tierra y prosperidad para sus
descendientes. Una familia que por ser
de origen rural sus miembros se casaron
entre primos, o tíos con sobrinas y como los reyes hay y lió familiar que
no entiende nadie. Mi ta-tatarabuelo fallecido
en 1844, y dejó cuatro huérfanos,
luego estos tuvieron una media de 10 hijos, y éstos a su vez otros 10, y así se
multiplicaron los Fernández y hoy día puede haber 1.000 miembros de mi familia.
PROBLEMAS DE LA NOVELA
Al escribir una novela nos encontramos con
grandes problemas. Primero ¿quién busco
yo para que me cuente la historia?, y ¿a quién se le cuenta? que puede ser
al lector o no, es este libro no es el lector, aquí el elector es un invitado
de piedra, un simple observador, porque las historias habían sido contadas a su
Ramoberto. Es lo más difícil ¿Quién me cuenta a mí mi historia? Y luego empezar.
En la primera frase debe haber algo que interese al lector. En El Quijote, Cervantes empieza diciendo
“En un lugar de la Mancha”. En La metamorfosis
de Kafka empieza que narrador se ha convertido en un gran insecto. En Betenebros de Antonio Muñoz Molina
empieza “He venido a Madrid a matar a un hombre”.
Mi
libro más que una novela es una obra narrativa. La narrativa es un
género literario que engloba la novela y
todo tipo de relatos, explicados por un narrador, que suceden a uno o más
personajes que son los que realizan las acciones. Yo lo que trato es separar el
escritor, (al escribidor) con el narrador, de esta forma se gana más
realismo y credibilidad.
El lector de “El cazador del arco iris” tiene
que hacer un esfuerzo de lectura, para la total comprensión de la obra; pero os
puedo asegurar que este esfuerzo se verá recompensado al final y seguro que no
deja indiferente al lector.
La literatura es arte, pero este libro en
concreto está escrito con la pretensión
de una obra de arte literaria, porque no es lineal como puede ser una
novela corriente al uso, sino que tiene giros de redacción, va hacia adelante y
vuelve hacia atrás. Mario Varga Llosa, dice que sin ser un genio de la novela, con voluntad, terquedad y trabajo que puede
escribir una obra maestra, que corrobora lo que decía Flaubert, autor de Madame Bovary el haber demostrado que si no tenías un talento
natural, que si no nacías genio, podías llegar a ser un buen escritor a base de
perseverancia, de terquedad y de
esfuerzo. Siguiendo estos consejos que se resumen en: voluntad, terquedad, trabajo y perseverancia. Y tener muchas
lectura lo he intentado, si os gusta me sentiré muy satisfecho.
Hay varios narradores, como he
comentado, que nos darán una segunda perfectiva, y está escrita para disfrute
de los sentidos, para que huela, escuche y sienta la atmosfera, la lluvia y el
color de los pámpanos de la vida. Es lo que se llama estilo impresionista. También hay unos capítulos donde habla la
aldea, haya un monologo interior, sueños,
realismo mágico con historias increíbles, en fin todo tipo de recursos. No
he querido escribir una obra fácil sino compleja propia del “intelectualismo”
de mi obra pictórica”. Si conocéis mis cuadros veríais “El cazador del arco
iris” desplegado, pintado.
Esta obra sería difícil de que un editor la publicara, porque diría que es muy
compleja, exigente con el lector, y que
no gustará a los lectores cómodos, a pesar de que sea amena. Al publicarla en
Amazon, tiene el gozo de que nadie te impone nada y sale editada como tú
quieres, sin cortes ni censuras. Por otro lado, el inconveniente reside es que
da mucho trabajo, porque tú tienes que ser creador, corrector, editor, promotor
y distribuidor.
Yo me miro en el espejo de Carlos Bermejo
que cuando publicó su novela autobiográfica “Historia de yo” en Amazon, vi en
este sistema una gran oportunidad para publicar mis libros, pues con este ya
tengo tres. Y he aprendido que para venderlos hay que presentarlo y llevarlos de la mano a todas partes. Mis
pretensiones no es hacer dinero con mis libros, sino que me lean.
Esta es la biografía de mis padres, por
ello tiene un interés humano. La localización, el escenario del libro es una
aldea llamada Acebumeya en la obra narrativa que se corresponde con la aldea de
La Acebuchal (Málaga), En la sierra de Almijara que fue propiedad del Conde
Frigiliana don Íñigo Marinque de Lara, I Conde. La aldea donde nacieron mis
padres, mis abuelos y mis bisabuelos. Es
una aldea de origen morisco muy particular, donde suceden historias propias del
realismo mágico en la ingenuidad de las personas humildes, sencillas e ingenuas, que les
pasaban cosas rarísimas. Luego vino la guerra civil y las cosa nunca fueron
como antes, fue escenario de una guerra
de guerrillas entre maquis y la guardia civil, que en 1948, la mandó
desalojar, y se quedó vacía hasta 1952, luego se volvió a habitar y en el año
1965 abandona hasta derrumbarse toda, un escombro como su hubiera recibido una
bomba atómica, luego en 2003 empezó a reconstruirse por los hijos de los
antiguos propietarios y hoy día en un lugar de turismo rural con restaurante y
piscinas.
Los tiempos del libro son tres:
1ª El tiempo presente de 2013, que es cuando
el espíritu aparece en Acebumeya el lugar de nacimiento del narrador.
2ª Desde 2013, recuerda el narrador una
semana de junio de 1995, que pasó en un cortijo del Mayarín en Málaga.
3º El tiempo narrativo de la obra, desde 1920
a 2013.
Las historias se enlazan de forma que no
aburra al lector, siempre con anécdotas curiosas e increíbles. Los acebumeyos
eran dueños de un secreto que no
puedo revelar, porque me cargo el libro, relacionado en el arco iris sobre
Cerro Lucero, por eso cazador del arco iris, usado como un arco de maravillosa luz de vida y muerte.
Entre
las historias las hay de todo tipo: luctuosas, fuertes y graciosas, como aquel sargento que se iba de fulanas, y una vez le dijo a su mujer que le cosiera
un roto en el bolsillo del pantalón, porque por ahí se le escapaba le dinero, y la mujer le cosió la portañica, ¿Por
qué´?, y le respondió la mujer porque por ahí también se te va el dinero.
Como estos libros se venden de Amazon, tanto digital como impreso, y
se editan bajo demanda. Es decir,
que lo imprimen cuando se lo pides. No aculan libros. Me comprado una docena de
libros para venderlos aquí a precio de coste y evitaros compras en Internet. Si se agotan y alguien quiere el libro, me lo
dice, me da su teléfono, yo lo pido y cuando lo tenga llamo al interesado, y lo
traiga aquí a la Asociación.
Gracias a todos por vuestras asistencia a la
presentación de “El cazador del arcos iris”,
y que mi arco iris es ya vuestro
arco iris, ya no es mío en exclusiva porque ha pasado a vuestro corazón.
Alicante
22 de diciembre 2015
Asociación
de Artistas Alicantinos.
Presentación
de Carlos Bermejo (escritor pintor y comentarista de arte)
En
la tarde de hoy martes, veintidós de diciembre, hemos asistido en nuestro
CENTRO DE ARTE, a la presentación de la nueva novela de RAMÓN FERNÁNDEZ
PALMERAL, titulada “EL CAZADOR DEL ARCO IRIS”, que ha comentado por medio de
una extraordinaria y extensa sinopsis, la escripintora PILAR GALÁN.
Abrió el
acto de presentación, CARLOS BERMEJO, secretario de la Asociación y coordinador
de talleres, que se limitó por medio de breves palabras, a dar paso a la
presentadora:
“Queridos
amigos y compañeros
Hoy nuestra
Asociación se congratula de poderos ofrecer en vivo y en directo, el
alumbramiento a la luz pública de un nuevo libro de nuestro querido y admirado
compañero, RAMÓN FERNÁNDEZ PALMERAL, el escripintor e intelectual
más activo de todos los que cultivan y divulga la cultura entre nosotros, del
que no voy a argumentar con datos de su asombroso curriculum cultural y
artistico, tal aseveración por mi parte, pues lo doy por sabido de
todos vosotros.
Para
presentar el alumbramiento, viene otro pilar de hecho y de nombre de los
escripintores de nuestra Asociación: nuestra muy querida y no menos
admirada, PILAR GALAN, que ella, como filóloga y profesora de Lengua y
Literatura Castellana; escritora y poetisa; voraz lectora y correctora de
textos, es quien mejor podrá desvelarnos y desenredar el misterioso nudo
endogámico de la saga familiar de “los Simontes” en la que ha nacido el autor y
el libro que Pilar nos presenta”.
A
continuación tomó la palabra, PILAR GALÁN, prodigio del buen decir en el habla
castellana de su Valladolid natal, y de mejor sintetizar las cuatrocientas
cincuenta páginas de la novela que se presentaba, por medio de una sinopsis que
merecía figurar en la antología de éste genero habitual de las
contraportadas, que encaró a pelo montada en el lirismo de su prosa poética que
nos encandilo a los que ya la conocemos y que, seguramente, fue un
descubrimiento para quien le era desconocida.
Retrato
a Ramón con calificaciones tales como: “Ramón es la palabra y la imagen
intuitiva y genial, lanzada como un dardo certero al alma de quien se le pone a
tiro. Un artista genuinamente autentico; en él no hay dobleces, ni en su
persona ni en su magnífica obra, por eso nos llega tan directa al corazón.
Ramón en un ser vitalista, un ser puro con sus luces y sus sombras. Por eso ha
sabido crear ese estilo tan personal que le identifica plenamente y que es tan
difícil de lograr para un artistas. En “El cazador del arco iris” encontramos
al Palmeral autentico y genuino, con ese estilo barroco y ornamental, a la vez
tan sencillo y puro. Con el empleo de metáforas surrealista, deja volar su
prodigiosa pluma, que tiene ecos de Garcia Lorca, andaluz como él. A la vez
espontaneo y natural, apegado a los dichos del pueblo y a veces se muestra tan
filósofo y dogmático como Seneca, con ese cierto estoicismo de
adaptación a la adversidad, y sin perder la calma nunca.”
Luego
paso a estudiar la obra, de la que dijo que utiliza la leyenda del arco iris,
por cuyas bases de luz se podía ir y regresar de los cielos. De
allí ha regresado José Ramón Fernández, y es su hijo, Ramón, Ramoberto en la
novela, el depositario y el narrador de su mensaje. José Ramón, despierta en su
aldea de nacimiento Acebumeya, nombre ficticio, pero lugar real que pertenece a
Málaga. Este recurso, ya utilizado por escritores como Juan Benet, es el lugar
donde sitúa a los personajes. Tambien lo vemos en Garcia Márquez, en su novela
“Cien años de soledad”. Y la saga de la familia de “los Simontes” tiene cierto
paralelismo con la de “los Buendía” de Garcia Márquez.
Y este
tenor Pilar, ha ido desgranando episodios de la novela, donde se mezcla
episodios fantásticos, divertidos y pasionales, en un ciclo completo de una
cultura y un mundo marcado por las difíciles condiciones en las que viven los
personajes, entre los años de mediados del siglo XIX hasta el 2013. Todo sucede
en un tiempo lejano y mágico, donde hombres y naturaleza estaba en estado puro.
Finalizó
diciendo que “Ramón, ha logrado con esta novela, crear un estilo propio,
envolvente, audaz, lleno de dinamismo y fuerza, que desde la primera página del
libro nos seduce y a nadie deja indiferente”
Y ya tomó
la palabra el autor, para de forma prolífica y por medio de la proyección de
diapositivas, situar paisaje y paisanaje, etnográfica e historicistamente, en
el lugar donde se desarrolla la acción, utilizando los recursos del buen
narrador, que no es uno sino varios que se solapan en el tiempo y “en un mundo
propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es”, en la que el autor nos
demuestra una vez más su imaginación narrativa para convertir la realidad en
ficción, adentrándose en un lugar por donde vagan sus ancestros y el mismos,
pues se trata de una novela coral y autobiográfica, en la que la endogamia que
se da en un pueblo aislado del mundo, donde las familias viven y procrean entre
ellos, “como hacían antaño las familias reales”, señaló Ramón para justificar
el cruce de los Fernández, que ha dado lugar a unos cuantos cientos de ellos y
a los dobles apellido iguales, que dicho sea de paso, nuestro autor ha
trastocado su segundo Fernández, en el Palmeral que él esta inmortalizado en su
condición de escripintor.
Tras la
presentación, Palmeral firmo y dedico númerosos ejemplares del libro, a
parte de los asistentes pues no hubo para todos.
Carlos Bermejo
Coordinador de Talleres de la AAA
Alicante, 22 de diciembre de 2015
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